Cuando hablamos de pastoral, hacemos referencia a la figura del “pastor”, y es éste un personaje inseparable de su rebaño. Esta relación que el pastor mantiene con sus ovejas, se asocia con el cariño, el cuidado, la alimentación, la conducción… es esta una analogía para referirse a la relación entrañable afectiva entre Dios y su pueblo.

En el Antiguo Testamento a diferentes personajes se le atribuyen los atributos del Pastor, en el Nuevo Testamento Jesús aparecerá como Aquél que merece ser considerado el pastor por excelencia. Asumiendo tal imagen, Jesús socorre a los pecadores que ante sus ojos parecían como ovejas sin pastor (Mt. 9,36). Finalmente Jesús aparece como el único Buen Pastor porque es capaz de dar la vida por sus ovejas (Jn. 10,18).

Jesús dejó a sus discípulos una tarea: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a todos los pueblos” (Mc. 16, 15). Esta tarea sigue siendo el norte de toda comunidad cristiana en donde se encuentre: anunciar el Evangelio, animada por la valoración hacia todo hombre y mujer, más aún si este es marginado y despreciado, con cariño como el que siente un pastor por sus ovejas, tal como Jesús lo demostró en sus palabras y actitudes.

Como Comunidad Educativa Confesional católica y de acuerdo a nuestro Proyecto Educativo Pastoral que se sustenta en la valoración de la persona, destacando los valores de la Autonomía, la Singularidad, Apertura, Libertad y sentido de Trascendencia, queremos cumplir con este mandato, bañando todo nuestro quehacer educativo con la mirada de Jesús Pastor. Lo queremos hacer a través de cuatro áreas que se basan en el modo como Jesús ejerció su labor evangelizadora: como Profeta, Sacerdote, Rey y Servidor.